EDIFICIO ADMINISTRATIVO DE USO MULTIPLE
SITUACION: La Rosaleda, Ponferrada
AUTOR: J.L Bentabol,E. Rodrigo,

El cuerpo situado al Sur, de mayor superficie y diafanidad, permite desarrollar un programa modular versátil, donde fragmentar o agrupar espacios mediante mamparas en función de las necesidades, resulta sencillo, máxime si tenemos en cuenta que la luz natural es tomada en tres de sus lados. Unas crujías de siete metros optimizan la estructura de hormigón de forjados reticulares resueltos con cantos de 30+5cm para las cargas señaladas de 500Kp/m2. La disposición y diseño estructural otorga una gran flexibilidad en la redistribución de espacios y también en la modulación de falsos techos y suelo registrables con que cuentan todas las plantas.

El volumen situado al Norte presenta otras características. Contiene el bloque principal de ascensores y una de las dos escaleras. También se han situado los núcleos de aseos y unos pequeños almacenes de cada planta que forman un bloque inamovible junto con los patinillos de instalaciones. Separando ambos paquetes existe un pasillo que distribuye en el sentido longitudinal de la pieza, dos espacios amplios y representativos de los diferentes usos de cada planta. Es en ellos donde se han situado los despachos de altos cargos, la presidencia del consejo Comarcal, las salas de comisiones, etc. De este modo cada planta jerarquiza sus espacios de un modo lógico; zonas más representativas al Norte, núcleo de conexión al centro y espacios administrativos al Sur.

La complejidad del edificio, al contener a tres administraciones, se ha resuelto dando un alto grado de autonomía funcional a cada una de ellas. El núcleo central alberga unas escaleras interiores que permiten la conexión interior entre plantas de una misma administración. Esta conexión es también espacial por cuanto que las escaleras se apoyan en grandes huecos abiertos en el forjado, que evocan los patios de operaciones en edificios de grandes compañías. La idea del hueco como elemento de conexión entre usos comunes, se ha llevado también a los espacios compartidos del edificio. Es por eso por lo que la Planta Baja conecta con el salón de actos de Sótano y también con la sala de exposiciones de Planta Primera, mediante sendas escaleras interiores apoyadas en los espacios de doble altura. Una y otra se han dimensionado de forma proporcionada al espacio donde se sitúan. No pretenden ser exclusivas, pues si así fuera su anchura sería desproporcionada, pero sí suficientes para mantener una relación espacial entre los elementos compartidos en el programa de usos. Constituyen por otro lado, un recurso formal y plástico de la tradición en los edificios públicos, donde el juego de dobles alturas y la presencia de escaleras ha sido una constante en Arquitectura, olvidada ahora en algunos proyectos, donde la aplicación sola de la normativa sectorial ha llevado a ocultarlas tras unas puertas de incendios.

El edificio al exterior manifiesta claramente su función. Tres volúmenes cohesionados emergen sobre la rasante formando un conjunto coherente y unitario. El retranqueo de la edificación dentro de la parcela, obligado por la normativa del plan parcial, ha permitido anteponer entre la calle y el edificio un amplio espacio de uso colectivo en la rasante de calle, el cual pretende con su diseño y pavimentaciones ser una prolongación del uso público de la Planta Baja, un espacio de reunión. Su ligera pendiente, un seis por ciento, permite un fácil acceso hasta el vestíbulo principal y busca además un efecto en la entrada al edifico suave y amable. Al edificio no se entra de frente, sino bajo la fachada colgada de lamas del muro acristalado. En este modo de acceder sí hay algo de poético, porque la entrada evoca sensaciones diferentes a las que crea la frontalidad. Son referencias que a cada individuo le sugieren unas sensaciones.

La plaza dentro de la parcela es un espacio urbano conectado con el Bulevar de la Rosaleda. Tiene un tratamiento mineral porque debajo encierra el salón de actos. Una caja acristalada, ligera, leve, se extiende desde el edificio como un “finger”, para envolver el espacio que da acceso a la Planta Sótano. Es un acceso público desde el espacio público; necesario porque permite que el uso del salón de actos y las salas polivalentes mantengan horarios amplios, muchas veces no compatibles con el horario administrativo.

El tratamiento exterior del edifico resulta simple pero hermoso. Se trata de una solución sencilla donde se significan los volúmenes por su función interior. En la zona administrativa se propone un cerramiento de muro acristalado en el que el control solar se realiza a base de una celosía de parasoles horizontales de aluminio, separada de los vidrios por una plataforma perforada situada en cada planta, entre la doble fachada.

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