Eduardo Rodrigo (izquierda) y José Luis Bentabol (derecha), en su estudio en 1990.
Ya son treinta años los que acumula Bentabol y Rodrigo Arquitectos en el desempeño de la profesión.
Hemos vivido cambios en los procesos y formas de proyectar y en sus herramientas y, también, hemos sido actores de una rápida evolución de la ciudad y la arquitectura hacia posiciones más respetuosas con los recursos naturales y la sostenibilidad.
El trabajo del Arquitecto es de enorme envergadura y responsabilidad social y estos nuevos tiempos nos desafían hacia una reflexión profunda que viene derivada de la crisis sanitaria y económica que vivimos y que, sin duda, va a cambiar nuestro modo de relación en el marco físico de la ciudad y la forma de entender la vivienda, Hay un texto de Italo Calvino que me deja sin más palabras que añadir;
“En Cloe, gran ciudad, las personas que pasan por las calles no se conocen. Al verse imaginan mil cosas las unas de las otras, los encuentros que podrían ocurrir entre ellas, las conversaciones, las sorpresas, las caricias, los mordiscos. Pero nadie saluda a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, buscan otras miradas, no se detienen.
Pasa una muchacha que hace girar una sombrilla apoyada en su hombro, y también un poco la redondez de las caderas. Pasa una mujer vestida de negro que representa todos los años que tiene, los ojos inquietos bajo el velo y los labios trémulos. Pasa un gigante tatuado; un hombre joven con el pelo blanco; una enana; dos mellizas vestidas de coral. Algo corre entre ellos, un intercambio de miradas como líneas que unen una figura con otra y dibujan flechas, estrellas, triángulos, hasta que en un instante todas las combinaciones se agotan y otros personajes entran en escena: un ciego con un guepardo sujeto por una cadena, una cortesana con abanico de plumas de avestruz, un efebo, una mujer descomunal. Así entre quienes por casualidad se juntan bajo un soportal para guarecerse de la lluvia o se apiñan debajo del toldo del bazar, o se detienen a escuchar la banda en la plaza, se consuman encuentros, seducciones, copulaciones, orgías, sin cambiar una palabra, sin rozarse con un dedo, casi sin alzar los ojos.
Una vibración lujuriosa mueve continuamente a Cloe, la más casta de las ciudades. Si hombres y mujeres empezaran a vivir sus efímeros sueños, cada fantasma se convertiría en una persona con quien comenzar una historia de persecuciones, de simulaciones, de malentendidos, de choques, de opresiones, y el carrusel de las fantasías se detendría”.
Calvino, Italo. Las ciudades invisibles. Editorial Siruela, Madrid 2012. p 43
Solo resta el agradecimiento a todos los Clientes, amigos y colaboradores de estos años por su confianza. Espero que esta nueva web sirva para mostrar nuestra renovada ilusión en el trabajo que hacemos y que nos apasiona.
E. Rodrigo, octubre 2020